El sueño de Alicia
En el sueño todo tenÃa sentido. Alicia aparecÃa recién levantada, guapa y radiante. Después de darse una ducha su aspecto era aún mejor, más favorecedor. El pelo largo y sedoso, brillante, a juego con su jersey de punto gordo, una delicia acariciarlo y arroparse con él.
SalÃa a caminar por una calle en la que lucÃa el sol. La temperatura era agradable, no hacÃa falta abrigo, por lo que lo llevaba en el brazo mientras andaba. A su paso, el aroma de la cafeterÃa del barrio entraba en su pituitaria y la mezcla del olor a café de calidad junto al de los cruasanes recién salidos del horno le hicieron pararse un segundo. SÃ, entró a comprar uno de cada y se los fue tomando, saboreándolos al máximo, sin dejar de pasear.
Se cruzó con un par de vecinos, a los que saludó levantando el vaso de papel de su café, y con una amiga que llevaba sin ver algún tiempo. Se abrazaron, charlaron animadas y prometieron llamarse pronto para verse con más calma y ponerse al dÃa de todo. Alicia continuó su camino y paró frente a un escaparate. Siempre habÃa sido una enamorada de los zapatos, obsesionada con ellos, quizá, pero no podÃa resistirse. Aquellos botines de nueva temporada eran preciosos… pero también esas botas altas negras… y esos mocasines burdeos, que además tenÃan pinta de ser súper cómodos… De acuerdo, esperarÃa a las rebajas, pero por ahora ya habÃa disfrutado haciendo sus ‘fichajes’.
La librerÃa del barrio acababa de abrir, siempre eran los últimos en hacerlo, no levantaban la persiana hasta casi el mediodÃa. Pero allà estaban todos sus libros expuestos. Novedades y clásicos, era tan difÃcil pasar de largo… que no lo hizo y entró. Las estanterÃas de una librerÃa son el mejor sitio en el que perderse. El otro dÃa vio en la tele la pelÃcula La librerÃa, de Isabel Coixet, una maravilla que ya disfrutó en cines cuando se estrenó. En el debate posterior a su emisión, la directora contaba cómo habÃa querido homenajear con su filme a las librerÃas, porque en todas ellas te sientes como en tu casa. Si estás de viaje en Tokio, en Hanoi o en Montevideo, todo te parece extraño y no conoces a nadie, entra en una librerÃa. La sensación de paz será instantánea.
Tras hojear varios libros reparó en un tomo bastante grueso, tapa dura, portada azul intenso. Le llamaba insistentemente, de un modo tan acusado que parecÃa irreal, como mágico. Alicia no podÃa hacer otra cosa que no fuera coger ese libro. Asà lo hizo y al abrir sus páginas azules se zambulló en él y despertó de su sueño en medio del mar.
Foto: Bradley Dunn
Etiquetas: Alicia, cuentos, fotografÃa, historias, Isabel Coixet, La librerÃa, mar, relatos, The Waterboys, This is the sea
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