El (des)encuentro
A veces tienes un montón de ases en la manga, pero no sabes a qué juegas. La frase no es mÃa (ojalá), es de Joan Didion. Y desde que la leà hace un par de dÃas me tiene dándole vueltas a varios temas: ser consciente de tus oportunidades, estar en el sitio justo en el momento adecuado, conocerte a ti misma, tener claras tus opciones, estar atenta a todo…
En esto pensaba ayer cuando recordé una historia. Bueno, no es cierto, no la recordé, me la inventé en ese momento. Era la historia de una chica adicta a la lectura y, por extensión, a las librerÃas, esos templos llenos de magia en los que es imposible aburrirse y donde la percepción del tiempo cambia por completo y se vuelve irreal. Esa chica visitaba aquella librerÃa casi a diario. No tenÃa mucho dinero, habÃa perdido su trabajo hacÃa unos meses y no encontraba otro de su rama, por lo que tiraba de su colchón de pequeños ahorros y de momento se negaba a buscar empleos que no tuvieran que ver con su vocación. No sabÃa exactamente cuánto tiempo más podrÃa estar asà y como le daba miedo que no fuera mucho trataba de no pensarlo.
Entre los libros se imaginaba en otros mundos, protagonizando otras vidas, tan distintas a la suya; no siempre más felices, a veces desoladoras, pero siempre apasionadas. Le resultaba imposible no sumergirse en ellas, bucear en las almas de los personajes hasta sentirse uno de ellos y verse a sà misma paseando por sus ciudades, vistiendo sus ropas, respirando el aire del mar o el de la montaña, en la época actual o en otras que dejamos atrás hace siglos.
Una de esas tardes ojeaba una novela sobre una historia de amor en Tokio. A ella siempre le ha fascinado Japón, por lo que en cuanto vio entre las novedades de la semana la portada blanca con una pagoda grabada la abrió a ver de qué trataba.
Tanto le interesó lo que leÃa, en ese momento y cada tarde, desde que visitaba la librerÃa, que no se percató de que no era la única cliente asidua. También entraba a diario en ella un fotógrafo. Uno de estos modernÃsimos, que hacen fotografÃa profesional con el móvil y que tienen un éxito descontrolado, total.
Al fotógrafo la vida le sonreÃa, como si quisiera posar para él, y sin embargo él sentÃa que algo se le resistÃa, notaba una ausencia. La librerÃa le interesaba más que por sus libros (la sección de fotografÃa se la tenÃa ya de sobra trillada) por su arquitectura. El lugar habÃa sido anteriormente un palacete y conservaba un encanto indiscutible. TenÃa techumbres de madera, alguna bóveda artesonada, puertas antiquÃsimas que eran obras de arte en sà mismas… Y él se dedicaba a fotografiar cada detalle olvidándose, como le ocurrÃa a la lectora, del tiempo.
A lo largo de varias semanas ambos coincidieron en el mismo lugar a la misma hora durante bastante rato. Los dos sentÃan un cierto vacÃo, pequeño, apenas perceptible, en su interior. Y sin embargo nunca se vieron, por lo que no pudieron llenarlo. El librero, un tipo encantador, entrado en años y que ya habÃa visto de todo entre las paredes de su negocio, fue el único que se dio cuenta de lo que allà estaba pasando. La lectora sin trabajo y el fotógrafo de éxito tenÃan todos los ases en sus respectivas mangas. Pero no sabÃan a qué estaban jugando. Y apoyado en su viejo mostrador decidió que él no era quién para intervenir y decÃrselo. Por lo que asà siguieron, sin cruzar una sola mirada, un dÃa tras otro, hasta que uno de los dos se cansó de ir a la librerÃa y el destino decidió dar su oportunidad perdida a otros.
Foto y ©: P.J. Accetture
Listen while you look…
Etiquetas: cuentos, fotografÃa, librerÃas, Love´s a stranger, novelas, relatos, Warhaus
3 Comentarios
1. aran | 15 noviembre 2017 - 09:50
Ay, las oportunidades… el momento adecuado en el sitio adecuado.. es complicadillo
Me ha encantado el relato.
2. Sandra Sánchez | 15 noviembre 2017 - 10:21
Es complicadillo, sÃ… Muchas gracias, Aran, me alegra que te haya gustado : )
3. – CONOCE NUESTROS B&hellip | 4 julio 2018 - 17:14
[…] última que nos llegó? Uno de sus cuentos titulado ‘El desencuentro‘ acerca de las oportunidades que no coges, que tienes y que dejas escapar aún sin saberlo. […]
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