Naufragar
Listen while you look…
Acostarte plácidamente en una cama mecida por las olas dentro del camarote de un velero y despertar cubierta de agua. Casi ahogada. El instinto de supervivencia hace que no pienses en nada más que en salir de esta. No reflexionas sobre qué ha podido ocurrir o sobre dónde están las personas que te acompañaban en la travesÃa de placer que emprendiste dÃas atrás, sólo en seguir respirando.
A veces respirar es toda una heroicidad, hay muchos casos que asà lo confirman, aunque la mayorÃa de las veces, cuando todo va bien, lo hacemos como por inercia, sin reparar en ello. Ahora respirar es una tarea titánica para Marina. Está en medio del agua, si bien a lo lejos se divisa claramente una isla, tiene que llegar a ella como sea.
Intenta nadar, sabe hacerlo muy bien, tiene una técnica súper perfeccionada, pero algo le impide avanzar. Su patada es en circunstancias normales muy potente y gracias a ella consigue una gran velocidad, pero ahora se nota paralizada. Trata de mantener la calma sin saber cómo lo conseguirá. Se concentra en flotar y en controlar sus respiraciones, en coger aire lentamente por la nariz y en soltarlo al mismo ritmo por la nariz y la boca. Cree que va relajándose.
Como además de práctica es una mujer bastante rara, de repente viene a su mente Relato de un náufrago, la novela corta de GarcÃa Márquez que leyó en su primera adolescencia y que habÃa olvidado por completo. Su protagonista estaba solo en medio del mar, como ella y, aunque cree recordar que él contaba con una balsa, vivió para contarlo y eso le infundió ánimo.
Se propuso no mirar más hacia abajo, dentro del agua, donde de vez en cuando creÃa ver sombras sospechosas moviéndose a su alrededor. Pensó en qué puntos a su favor tenÃa y sólo se le ocurrió uno: el agua no estaba demasiado frÃa, no iba a morir congelada, al menos no ese dÃa. Siguió dándole vueltas a la cabeza mientras controlaba sus respiraciones para conseguir relajarse, porque notaba su corazón palpitar a mil por hora. Miró hacia arriba, el cielo era de un azul tÃmido, leve y plano, más acogedor que el azul eléctrico del agua en la que se encontraba, que aunque no mostraba un gran oleaje se le antojaba amenazante, al acecho.
A pesar de todos sus esfuerzos por mantener la calma Marina siente que algo malo va a ocurrir… y ocurre. Mientras mira a su alrededor buscando ayuda casi sin esperanza siente cómo una fuerza descomunal tira de ella hacia abajo, quiere hundirla para siempre en las profundidades del océano. Resulta inútil tratar de resistirse, pero aún asà lo hace, lo intenta.
En ese momento, cuando está a punto de ser engullida por las aguas, chilla y se despierta histérica en su apacible camarote en el que sus gritos se confunden con los graznidos de las gaviotas que se aproximan a la costa. A su lado se encuentra el hombre con el que emprendió el viaje y arriba, en la proa, se escucha trajinar al capitán.
¿Qué hace en ese velero con ese hombre? No pensó en él cuando creyó que el barco en el que viajaban se habÃa hundido. Pensó sólo en ella, en salvarse, en salir a flote. Ese sueño le estaba dando muchas claves y tenÃa que escucharlas, porque habÃa sido una experiencia onÃrica, sÃ, pero muy real.
Ella le contaba ahora su sueño y él se reÃa, le parecÃa infantil y hasta patético, una anécdota sin importancia. Marina miraba al hombre que tenÃa frente a ella, riéndose despreocupado y entendió que sÃ, que en realidad el tiempo que habÃa pasado junto a él habÃa sido un naufragio, era náufraga de sà misma y ni siquiera habÃa sido consciente de ello hasta ahora. No podÃa continuar en medio de la nada ni un minuto más. Iba a dar un cambio de rumbo a su vida y serÃa ella quien tomara el timón; alguna isla tranquila encontrarÃa en la que atracar.
Foto y ©: Matthew Kane
Etiquetas: fotografÃa, Gabriel GarcÃa Márquez, islas, mar, música, naufragios, océanos, Relato de un náufrago, relatos, Roam, The B-52´s
4 Comentarios
1. voyance gratuite mail | 12 octubre 2016 - 10:13
Bravo ! Votre blog est l’un des meilleurs que j’ai vu !
2. sandrawriting | 17 octubre 2016 - 16:26
Merci! 🙂
3. christiane | 1 noviembre 2016 - 00:56
me encanta tu blog siempre te leo saludos desde Panamá
4. sandrawriting | 2 noviembre 2016 - 12:00
¡Muchas gracias, qué ilusión, Christiane! Saludos transoceánicos 😀
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